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Enfermedades

Vitamina A y xeroftalmia

Vitamina A y xeroftalmia

Definición

La xeroftalmia es la sequedad de la superficie ocular. La carencia de vitamina A es una de las principales causas en todo el mundo. Si no se trata, la xeroftalmia es, como mínimo, dolorosa y, en el peor de los casos, puede provocar ceguera.

La vitamina A, almacenada en el hígado, es esencial para muchas de las funciones biológicas del organismo, incluido el correcto funcionamiento de las células nerviosas fotosensibles de la córnea.

La carencia de vitamina A afecta sobre todo a los niños, en particular a los malnutridos. También debe controlarse su ingesta en personas que sufren un trastorno alimentario.

Para compensar esta carencia, deben tomarse suplementos vitamínicos en dosis elevadas durante unos días. Posteriormente, es importante asegurar un aporte adecuado de vitamina A a través de la alimentación, teniendo en cuenta que los betacarotenoides, presentes sobre todo en frutas y verduras, son transformados en vitamina A por el organismo.
 

Causas
 

Una carencia de vitamina A es responsable de la aparición de la xeroftalmia. En términos más generales, esta carencia también afecta a la piel y los tejidos y, al dañar el sistema inmunitario, favorece el desarrollo de infecciones.

Está directamente relacionada con la malnutrición. En primer lugar, porque la vitamina A procede de la alimentación (está presente en la carne, el hígado, la mantequilla, la leche entera, la nata y los huevos, pero también, en forma de betacarotenos, en los boniatos, las zanahorias, las calabazas, los albaricoques, los mangos, los melones, las espinacas y el brécol), que es insuficiente en caso de malnutrición. En segundo lugar, porque la vitamina A se almacena en el hígado y en el tejido graso (conocido como tejido adiposo) y es liposoluble, lo que significa que necesita grasa para ser absorbida correctamente por el organismo.

Con muy poca grasa, el organismo utiliza peor la vitamina A, al igual que ocurre con las demás vitaminas liposolubles (D, E y K).

Ciertas enfermedades, como la diarrea crónica o los trastornos del páncreas o del intestino, también pueden impedir que el organismo absorba correctamente esta vitamina. Los trastornos hepáticos también pueden tener un efecto negativo y, en última instancia, provocar una carencia.

La vitamina A y el betacaroteno (también conocido como provitamina A, ya que el cuerpo la convierte en vitamina A; es esta vitamina la que da color a las frutas y verduras) son muy importantes para el buen funcionamiento de las células oculares.
 

Síntomas

El primer síntoma de la xeroftalmia es la ceguera nocturna.

A veces aparecen depósitos, conocidos como manchas de Bitot, en la parte blanca del ojo.

Los síntomas pueden ir en aumento, desde la incomodidad con la luz (fotofobia), que puede ser extremadamente debilitante y dolorosa en caso de ulceración corneal, hasta la queratomalacia, un reblandecimiento de la córnea que le hace perder su poder óptico. La remodelación y la pérdida de protección de la primera capa de la córnea favorecen la aparición de sobreinfecciones o incluso la perforación o la transformación tumoral.

La xeroftalmia evoluciona lenta pero inevitablemente hacia la ceguera si no se corrige la carencia de vitamina A.

 

Diagnóstico

Ante la sospecha de xeroftalmia, deben realizarse exámenes clínicos y con lámpara de hendidura. Un análisis de sangre puede confirmar o no la presencia de un déficit de vitamina A, que puede explicar la aparición de la enfermedad.

A veces es necesario realizar una electrorretinografía, un análisis eléctrico de la actividad de las células de la retina, que a su vez consumen la vitamina, para saber si las dificultades para ver en la oscuridad están relacionadas con una carencia de vitamina.

El diagnóstico rara vez se hace precozmente. Suele hacerse después de que aparezcan los primeros síntomas, generalmente ceguera nocturna, cuando la carencia de vitamina, por desgracia, ya está bien establecida.
 

Tratamiento

En cuanto se confirma la carencia, deben tomarse altas dosis de vitamina A por vía oral durante varios días. A continuación, las dosis pueden reducirse hasta que los síntomas mejoren y desaparezcan.

Sin embargo, hay que tener cuidado con los bebés, para los que dosis elevadas y prolongadas de vitamina A pueden resultar tóxicas. Los niños amamantados menores de seis meses tienen un riesgo muy bajo de carencia de vitamina A.

También pueden utilizarse colirios o pomadas para proteger la córnea. Pero tratar rápidamente la causa, y por tanto tomar vitamina A, sigue siendo la solución más eficaz.

En cuanto a la prevención, una dieta rica en verduras y frutas de colores puede ayudar a reducir el riesgo de carencia de vitamina A y, por tanto, de xeroftalmia.
 

Referencias

  • https://medicalguidelines.msf.org/fr/viewport/CG/francais/xerophtalmie-carence-en-vitamine-a-16689720.html
  • https://afpa.org/content/uploads/2017/10/vitamine_a_miseaupoint.pdf
  • https://www.larousse.fr/encyclopedie/medical/x%C3%A9rophtalmie/17059

contenido revisado y comprobado el 16.01.2025

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